Fluído ligero, especialmente formulado para combatir el envejecimiento de la piel, mediante un mecanismo de reprogramación cutáneo. Basa su acción en la presencia de un péptido especifico que fomenta la proliferación celular en la capa basal de la epidermis, lo que contribuye a mantener su capacidad de auto-renovación de forma más eficiente y duradera.
Se inscribe en los más innovadores tratamientos basados en la epigenética (conjunto de factores que interaccionan con la genética) focalizado particularmente en evitar la reducción de la capacidad “regenerativa” de la piel que se manifiesta con el paso de los años
Constituye un factor de vitalidad cutáneo que reactiva la juventud de la piel, que se presenta más suave, luminosa y lisa con su uso regular.
Aplicación
Aplicar una o dos veces al día. Por la noche o por la mañana, como producto base, sobre la piel de cara, cuello y escote, perfectamente limpios, realizando suave masaje ascendente hasta su total absorción.
Indicaciones
Pieles maduras o pieles jóvenes que manifiestan los primeros síntomas de envejecimiento prematuro.
Ingredientes activos
Reproage®: péptido implicado en la regulación de la diferenciación celular epidérmica. Asegura su capacidad de renovación, mejorando su aspecto y atenuando los signos de envejecimiento cutáneo.
Vitamina E: agente con actividad antioxidante y antiradicales libres que combate las arrugas y el envejecimiento cutáneo prematuro. Presenta también una acción hidratante y un poder recuperador la elasticidad de la piel. Potencia sus mecanismos naturales de defensa. Contribuye a la recuperación de la normalidad fisiológica cutánea.
Vitamina C: forma estabilizada de la misma, para una piel más suave radiante, luminosa y joven. Contribuye a la reducción de los trastornos pigmentarios cutáneos vinculados al envejecimiento de la piel.
Extracto de alga roja (Chondrus crispus): obtenida de zonas marinas donde se ve sometida a estrés medioambiental (radiación solar, mareas…) que la lleva a desarrollar mecanismos adaptativos para su defensa, forma sobre la epidermis una película continua y homogénea a base de proteínas y carragenatos, a modo de segunda piel. Refuerza así el film hidrolipídico natural y la resistencia cutánea medioambiental. Reduce la pérdida transepidérmica de agua (TEWL).